jueves, 6 de agosto de 2009

LIBERTAD, Y VOLUNTAD


Sobre la libertad se ha dicho y se seguirá diciendo mucho. Se argumenta, por ejemplo, en algunas concepciones, que siendo el hombre libre no lo es del todo pues tiene toda actividad regulada por pautas de conducta que le dicen lo que debe y lo que no debe hacer. A estas se suma la contradicción que sostiene que aún teniendo la conducta regulada por normas existe la disyuntiva de lo que el individuo decide o no decide hacer, otorgándole otra acepción a la palabra libertad, libre albedrío.
Se trata de la "facultad humana de dirigir el pensamiento
la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior", a lo que podemos agregar que, siendo así, el ser humano es libre independientemente de la existencia de las normas que rigen su conducta y de las sanciones que, como resultado de la priorización optada, se deriven.
Según el Diccionario
Enciclopédico Ilustrado de laLengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres".
La libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito de optar por el bien. Los que ayudan a ser libres son los que difunden la verdad –"la verdad os hará libres"–, y ayudan a escoger el bien.
A lo largo de nuestra vida, todas las personas vamos desarrollando la tarea de construir una existencia plena y feliz, lo cual es posible gracias a nuestra libertad.
Sin embargo, esta no es una libertad sin límites, pues no elegimos en cada situación entre todas las posibilidades, sino entre una parte de ellas. Esto nos lleva a la conclusión de que nuestra libertad está condicionada por factores como la herencia genética, las características de la sociedad en que vivimos, la educación que recibimos, nuestras creencias religiosas, entre otros.
Hay que destacar que este condicionamiento no es determinante. El hecho de que nuestra libertad tenga límites no significa que no exista. Todos los factores mencionados, e incluso otros, no anulan nuestra capacidad de tomar decisiones y de plantearnos alternativas.